El exceso de temperaturas durante el verano suele pasar factura al césped, creando calvas y zonas muy dañadas. Si hay que realizar nuevas siembras o replantaciones… junto con el de primavera, este es el momento ideal.
Disminuiremos la frecuencia de riegos y evitaremos que las plantas lleguen a la noche mojadas.
Distanciaremos las siegas.
Abonaremos con dosis algo más altas y con abonos ricos en potasa que lo fortalezcan de cara al otoño e invierno.
También es un buen momento para comenzar a escarificarlo para romper el “fieltro” de restos vegetales muertos que se forman sobre la superficie del suelo. Con ello mejoraremos tanto la aireación del suelo como la capacidad de absorción de agua.
Realizarle unos buenos riegos tras la escarificación, mejorará la calidad del suelo, los fertilizantes llegarán a una mayor profundidad y el césped mejorará notablemente.
Si hay zonas que con el exceso de humedad y sombra crece el musgo, hay productos denominados precisamente ‘anti musgo’ con los que lo podemos controlar.

Fuente: floresyplantas.net